jueves, 5 de julio de 2007

SOLILOQUIO con fondo de tractor y leche de yegua

La margarita duda de su procedencia
confundida como está con respecto a
términos como
herencia, genética, palo y astilla.
Entonces ella aunque se sabía
nacida de un gajo de patio de pueblo
(su madre vecina de un rojo malvón
su padre ruda macho gediendo en torno)
se dejó volver completamente vulnerable
sensible a los cuidados de
brujo que representaba papel como
galán empleado de vivero donde
ella mudó su fino tallo fingiendo temer
terribles consecuencias del agüero de ozono.
Sólo él sabía la exacta medida de su sed
la música de todas sus estaciones e incluso
su canción preferida que era
su propio nombre por él pronunciado.
Ahora la invita a cenar muchacho de campo
profesional de la siembra bocado
para su boca cocinándose el torso al sol
las manos grandes bocado
para su boca papilla tierna nariz
para su polen nariz bocado.
Es él quien le dice Margarita
tus pétalos son uñas surcos marcando
sordidez blanca o gris rastrilladas sábanas
tus pétalos en cuartos de hotel rasguñando
pantera blanca no me olvides guadaña.
Ella contesta ese es
el nombre de otra flor
y él cuando le dice ese es
el nombre de un deseo
la convence
dice que sí ella sueña con ser
flor silvestre brotando al costado
de la alcantarilla y ya no
sofisticada flor magnolia en exposición.
Escribe en su cuaderno bucólicos versos
piscinas de trigo rebosantes bebe
leche caliente de ubres de yeguas que aplastan
florcitas como las que ella
juega a ser.

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